lunes, 23 de junio de 2014

Electro-Shock Blues

Mañana azul en el despacho; primero el azul grisáceo del cielo, luego el azul turquesa por destellos, mediodía azul marino. 

Estaba leyendo el libro de Mark Oliver Everett (Eels) y me dije; -"es el tipo de tío que sabría cómo conversar en un sitio como este." Su libro les iba a gustar mucho a mis pacientes, pero no sé hasta qué punto estoy autorizada a hacer sugerencias literarias más allá de los libretos educativos sobre esquizofrenia. En la portada siempre hay familias de la mano, sonrientes; me parece una hipocresía. Una crueldad.

Un día me fijé en que el folleto que adjuntan con el consentimiento informado para Terapia Electroconvulsiva tiene un par de referencias literarias. Me las apunté en la libreta, por ver qué estamos recomendando a las familias. Nunca sé qué decirles sobre la TEC "funciona... es segura...", y tiene que ser un shock emocional bastante importante saber que a tu pariente le van a dar descargas eléctricas.

Everett, que tuvo una hermana con varios ingresos en Psiquiatría, escribe;

"Una de las cosas que un poco habían ayudado a Liz durante algún tiempo fue la terapia de electroshock. Arrastra el estigma del pasado, pero imagino que la versión moderna del tratamiento sí ayuda a algunas personas: sé que a ella le vino muy bien, por lo menos durante una temporada"




Pero, espera un momento...
No os creáis que los psiquiatras vivimos así, tan de puta madre que podemos pasarnos mañanas de brazos y piernas cruzadas, leyendo novelas y mirando al mar. Pero hay días en que la planta se cuasi-vacía, días en que ya terminé los informes a primera hora, días en los que las familias de mis pacientes parecen ser todas sospechosamente encantadoras (y todo, además, se soluciona con entrevistas cortas.)
Bueno, seré sincera y diré que esto tampoco es la UCI o una planta de Medicina Interna. Las cosas van más pausadas. Desde mi punto de vista se pierde en desgaste emocional lo que se gana en desgaste físico, tanto en el día a día como en las guardias.

Ahí seguía yo; mirando por la ventana, leyendo con el sol dándome en la cara, echando un ojo mientras los pacientes paseaban fuera. Hoy le dejamos a P. salir a pasear; hace 15 días que se salvó por un pelo de ahorcarse con el collar del perro y ahora ha vuelto a consumir de todo. Pero el fin de semana lo pasó tranquilo, hoy en consulta parecía otro, incluso sonrió.
Bajó a pasear y de repente le veo correr como un galgo, bordeando la verja y entre los árboles del final del recinto. Saltó como si tuviese veinte años menos; la mitad de los pacientes tenían miedo y la otra mitad aplaudían entusiasmadísimos. Pensé que estaba en medio de "Alguien voló sobre el nido del cuco", de "K-Pax" o de alguna otra película distópica sobre esta profesión que tanto ha alimentado la creatividad y la fantasía.

"Busca tu pájaro azul, P. ¡Salta!"

Me puse bastante nerviosa pensando en que lo próximo que vería de P. sería un cadáver estampado contra el suelo en la pasarela más cercana. Porque si P. no está muerto ya, no es por otra cosa que una especie de suerte misteriosa que le hace tener muchas más de siete vidas. Entre la esquizofrenia y la toxicomanía, con la muerte de su padre (su mejor amigo y la única persona que le comprendía) a cuestas. Hace dos meses que la vida "ya no es vida" y dice mi adjunto -y si lo dice no se equivoca- que es la crónica de una muerte anunciada.

A la media hora volvió P., lo trajo la policía. Cruzamos miradas y sé que no fingió para bajar a pasear. 

En el folleto sobre esquizofrenia otro paciente dibujaba un corte de manga. "Esquizofrenia, eres una puta."
  


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Feeling scared today
Write down "I am OK"
A hundred times the doctors say
I am OK
I am OK
I'm not OK

Skin is crawling off
Mopping the sweaty drops
Sticking around for this shit
Another day
Another day
Not another day

Pink pills feels good
Finally understood
Take me in your warm embrace
I am trying
I am trying

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