lunes, 14 de abril de 2014

Es lo de siempre... decirme que tengo que sentarme a escribir. A ver qué sale.

Llego a casa cada día con mil preguntas dándome vueltas, giros de noria; mi trabajo genera más preguntas que respuestas.
El adjunto y yo trazamos en una cuartilla una explicación laberíntica sobre qué es la psicosis, para las familias. Luego, al café de las diez y media, siempre me desbarajusta alguna teoría. Con esa sonrisa que se les ha puesto a muchos psiquiatras, la que yo llamo 'sonrisa de romper tensión ambiental.'
O, 'sonrisa empática que todo lo aguanta'.

Que ya no es la dopamina, que nadie sabe si el Clonazepam es coadyuvante o no en la manía (pero oye, lo ponen las guías clínicas). Que el psicoanálisis ¡vaya timo! (me descarga y adjunta libro homónimo, no vaya a ser que me pase 'al lado oscuro', como algún residente mayor que ahora se ha vuelto pupilo de freudiano.)
Esta residencia, tu viaje introductorio por la Psiquiatría, transforma. Algunos se han hecho tatuajes en la espalda que conmemoran estas andanzas. Yo el otro día me encontré leyendo un tratado de Kernberg a las dos de la mañana, sobre la transferencia. Yo, que juré odio eterno a los psicoanalistas. Y ahora me resultan más reflexivos que los textos de neuroquímica cerebral (postpongo demasiado el Stahl pero es que las cosas no me cuadran en farmacología.) No obstante, el arsenal de psicofarmacia es bastante más eficaz de lo que pensaba, en la planta casi todos los pacientes mejoran.

Hoy iba a escribir sobre el suicidio lúcido, sobre la inevitabilidad de la melancolía en la vida pensante (yo qué sé, me puse filosófica). Sobre K Pax y Nymphomaniac, y otras películas de base psiquiátrica que ví hace poco y me rondan por la cabeza. Sobre algún caso al que le tengo especial cariño, o que me causa especial dolor.

Al final, lo de siempre... la maraña de pensamientos. El pensar que llevo un año metida en esto.

¿Que qué he aprendido? Que tenía razón el adjunto cuando me dijo que la finalidad de la residencia es aprender a que te guste la Psiquiatría, que el resto de las cosas las vas absorbiendo poco a poco y son cambiantes con el tiempo. Que lo fundamental es el contacto que estableces con el paciente, infinitamente más que lo que puedas saber sobre farmacología, clasificaciones diagnósticas y psicoterapias. Que no soy biologicista ni psicodinámica, que seguramente sea la ingenuidad del R1 y en unos años me ría, pero creo que partes de ambas cosas son necesarias y se pueden combinar. Que no hay nada escrito; que unas voces te hacen reir a carcajadas y otras te amenazan y te insultan (en cada caso habrá que lidiar con ellas de diferente manera.) Que funciono mejor escuchando, que me gusta más cuestionar que afirmar, y que posiblemente siga sintiéndome cómoda en la Psiquiatría.


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