jueves, 8 de agosto de 2013

Navegando.


No sé cuánto va a durar esto pero me siento mejor.
Después de esta crisis de identidad médica tan solo dos meses después de empezar, parece que ponerse reflexiva ha sido la cura; recordé que hace años me subí a este barco con la idea de ayudar a personas que están pasando por malos momentos. A veces por el peor momento de su vida.

No cabe duda, será un trabajo duro y a menudo desagradable, desgarrador, frustrante.
Y alguien como yo, que siempre se inclinó hacia otras materias (filosofía/literatura/arte/idiomas...) se preguntará una y mil veces por qué no se dedica a estudiar el arte barroco o la poesía surrealista en vez de dedicarse a algo que muchas veces deprime y duele.*

(*)Y a eso muchos me responden:

-'Hombre, en Humanidades hubieses estado al paro y como médico ya estás trabajando, no te puedes quejar.'

Que sí, que es importante el tema de la pela y que sí, que en España parece ser que el mejor trabajo que puedes encontrar es como médico (y a veces parece que el único, mis compañeros de otras carreras se han ido o están en paro). No es un gran sueldo ni nada por el estilo, pero es decente y puedes independizarte si quieres. Estando el país en ciénaga semejante, al parecer lo lógico sería centrarse en el sueldo mensual sin que importen otras cosas, pero yo creo que no basta. Tienes que pensar si realmente te gusta en lo que trabajas, si 'te llena', si te aporta felicidad. No hay dinero en el mundo que compense levantarse cada mañana con desgana y volver a casa hasta la coronilla. Por el contrario, un trabajo que es tu pasión, es una de las mejores cosas que puedes conseguir en la vida.
Pero elegimos futuro en nuestra adolescencia y muchas veces no tenemos ni idea de qué queremos en realidad; por eso merece la pena -creo yo- pararse a pensar e incluso cambiar las riendas.

Yo no soy demasiado filántropa, pero siempre pensé que la justicia social debiese prevalecer sobre muchas otras cosas, y que un médico puede repartir mucha igualdad en su consulta. Y aliviar el dolor de muchas injusticias. Por eso quise estudiar Medicina.
De mi trabajo diario no esperaba ni prestigio ni posición social, ni grandes lujos, ni sentirme superior a mis pacientes por 'decidir' sobre la vida y la muerte, ni entrar en ninguna especie de élite. Yo quería, simplemente, ayudar a la gente y aprender... porque la Medicina es interesante y además tiene una implicación más que directa en la vida de las personas. Y ahora, después de estos dos meses, no tengo claro que lo que busco sea lo que este trabajo ofrece.

Al haberse dejado caer en una de esas espirales de caos mental y duda, una siempre piensa que volverá a pasar. Principalmente porque tolero mal la rutina y es inevitable entrar en ella cuando trabajas en una planta hospitalaria con mucha carga asistencial, recortes sanitarios, personal estresado y la dosis habitual de papeleo burocrático. Pero es que no puedo con el automatismo, la inercia, la falta de sentimiento en las actividades del día a día, el no tener en mente por qué quiero hacer las cosas. Quizás me he dejado embeber por la forma de trabajar y la motivación ajena -de adjuntos y residentes que probablemente adoren su trabajo pero cuya forma de ver las cosas no es la mía-. O a lo mejor es que, al no haber trabajado nunca (salvo unas clases de inglés a domicilio que eran mucho más relajadas), no soy más que una niñata que lloriquea a las puertas de la vida adulta. O qué sé yo, igual he leído demasiado a escritores aventureros y excéntricos, hasta llegar a esperar de la vida una especie de aventura continua donde lo cotidiano debiese ser siempre intenso e interesante. No sé qué pasa, pero es que no soporto el no llegar a conocer realmente a ningún paciente; porque cada día el pase de visita dura unos 10 minutos por habitación y el resto de la mañana se pasa frente al ordenador y frente a pilas de historias clínicas. Porque no puedo con la deshumanización hospitalaria, y mi experiencia en prácticas de Medicina de Familia me dice que sus consultas son también muchas veces deshumanizadas y mecánicas. Porque quizás me encuentre con una Psiquiatría ultramedicalizada donde los enfermos no son más que enfermedades. A la mierda.

2 comentarios:

  1. Hola Síndromes! Soy la primera en comentar, no sé si sirva de algo.
    Por lo que me has leído ya sabes que soy una "re-re-recomenzadora"; pero además somos colegas de residencia.
    Los psiquiatras son el único ángel de la guardia que tiene el enfermo mental. Son los únicos que lo ven como un paciente que sufre, no uno "peligroso". Porque eso, al final, es lo único que les podemos ofrecer a los pacientes, un poco de alivio, de comprensión, una mano que no marca por tener un antecedente en la historia.
    Ahora estás metida en otra cosa... si no me equivoco estás en MI, que no es que sea mala...pero no es psiquiatría.
    No sé como será en tu hospital, pero sé que el pase de psiquiatría no durará 10 minutos. Tendrás tus pacientes y aprenderás mucho. No te dejes arrastrar por esa rutina... date una oportunidad, y aquí tienes una mano cuando la necesites. (ya tienes mi correo!) Un beso! ¡Fuerza ahí!

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  2. Buenas! Muchas gracias por los ánimos, tengo esperanzas de encontrar lo que busco en Psiquiatría y tu comentario me reafirma. Tu camino es interesante, qué especialidades hiciste antes? y, cómo llegaste a la Psiquiatría?
    Igualmente, para cualquier cosa o si necesitas hablar de Psiquiatría, no dudes en mandarme un mensajito!

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