domingo, 2 de junio de 2013

El mar, que fue una palabra

vacía y sin horizonte,
hoy es un niño que canta
sobre cuarenta prisiones;
un niño que se despierta
como una ola gigante,
lleva en un puño una perla
y un coral rojo en la sangre.

[ Luis Eduardo Aute ]




Nací entre montañas, un paisaje donde la huella del tiempo tarda millones de años en forjar un cambio apreciable a simple vista. Un entorno donde los días pasan, en frente de lo abrupto de la naturaleza, y tenemos la ilusión de que todo perdura. No hay pleamar, ni bajamar, nada se va con la espuma, no caen los castillos de arena.

Las ciudades asentadas junto a la costa han sido siempre más cercanas al cambio continuo, tanto por la afluencia de intercambios marítimos como por el simple hecho de observar las mareas y el horizonte incierto donde se funden los tonos verdes y azules en azul marino.

El mar es terapéutico. Siempre había pensado que quizás todos los paisajes acaben por aburrir cuando puedes disfrutarlos a diario, y que probablemente si viviese en la costa no mantuviese el interés por ver las mareas más allá de un par de semanas. Pero, el mar abierto cambia y cada día el paseo marítimo parece distinto del día anterior. ¿Cómo estará el mar hoy?, a veces me lo pregunto sentada en una consulta a través de cuyas ventanas sólo veo otros edificios del hospital. Me imagino frente al rompeolas, por un segundo, y sigo con el día.

El aroma. La gama de tonalidades azuláceas, verdosas, blancas, al atardecer rosadas. El sonido de las olas. Todas las canciones suenan mejor si de fondo escuchas el ruido del mar. La brisa. El pelo al viento, los piés en la arena, el roce con el agua. Dejarlo todo por un rato; descalzarse, no pensar en nada o pensar en la nada, leer sentada en la orilla o cazar sinestesias.

Me pregunto si mis pacientes pasean también por la misma playa, y si estos paseos les ayudan. 
Lo sé, realmente no es científico; no es mesurable, ni empírico, ni biológico. Pero la Psiquiatría no puede ser solamente eso, ya que sabemos que el ambiente juega un papel importantísimo en el desarrollo de los trastornos mentales y también en su evolución. 
A los pacientes se les proponen actividades culturales, lúdicas, sociales, académicas... es una parte fundamental en su rehabilitación y en su mejora. ¿Por qué no también el mar?





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