martes, 23 de abril de 2013

Consulte a su psiquiatra sobre qué es un psiquiatra ( II )



Como jueces de la lucidez o locura de las personas (que así nos etiquetan a veces), acabamos muchas veces siendo el malo de la película. Pero como leí anoche en una entrevista con un antiguo director de la Sociedad Española de Psiquiatría; 'Los psiquiatras seremos los malos de la película, pero no hay ni uno en paro'. Y me gustó ese tono irónico, que por otra parte caracteriza bastante a este médico que fué brevemente profesor mío.

Y con este fragmento final de 'Annie Hall', destacar también la cantidad de chistes que comienzan con; 'un tipo va al psiquiatra y...', además de todas las bromas que se nos gasta a los que nos dedicamos a esto.

Escuché en algún sitio a un psiquiatra que contaba que el padre de un amigo había dicho sobre la lotería de Navidad: 'no sé qué número tocará, pero seguramente lo sepa el psiquiatra'.

Se nos ve como adivinos, telépatas, un poco en la vertiente arrabalesca de la Patafísica. Pero realmente  no es tan diferente una consulta psiquiátrica de cualquier otra rama médica: es cierto que los síntomas son intangibles y no podemos medir un pensamiento o la cantidad de angustia de un enfermo. Sin embargo tenemos pautas y 'pistas' que nos orientan hacia un diagnóstico u otro, y que vamos analizando durante la entrevista clínica con el paciente. En base a eso, ponemos un tratamiento CON EVIDENCIA CIENTÍFICA para su enfermedad (pasaron ya los años del psicoanálisis en las consultas, quedan psicoanalistas pero no he visto a ninguno en los hospitales públicos todavía). Los fármacos actúan a nivel molecular sobre determinados niveles de neurotransmisores u hormonas, y todo eso se complementa con ayuda psicológica y psicoterapia ya que hemos visto que los factores ambientales influyen en el desarrollo de la enfermedad mental y deben de abordarse de forma conjunta. Esa es quizás la mayor diferencia de la Psiquiatría; el tratar no sólo lo puramente tangible y limitarse a medicar síntomas, sino también indagar sobre el entorno y las circunstancias de esa persona para ayudarle a comprenderse mejor y a mejorar el ambiente en el que vive.

... pero, se nos sigue llamando 'loqueros' y mucha gente teme especialmente ir al psiquiatra, ya que es síntoma de haber perdido totalmente la cabeza, de ser raro, peligroso, un fraude para los demás y para uno mismo. Por no hablar de decirle a la gente que estás a tratamiento psiquiátrico, es prácticamente una humillación y un insulto. Por eso tenemos mucho camino por delante para combatir el estigma social que rodea a la especialidad. 

Se dice también que a todo lo llamamos locura y que muchas personas 'especiales' son juzgadas como enfermos en nuestras consultas. Nadie, absolutamente nadie, tiene un perfil psicológico de normalidad absoluta ya que es totalmente normal tener rasgos de personalidad que nos inclinan hacia un polo u otro; es normal ser un poco más solitario, un poco más neurótico u obsesivo, un poquito más miedoso... pero los psiquiatras no tratamos eso. No he visto a ninguno prescribir medicación o solicitar terapia para gente que simplemente tiene unos rasgos de personalidad así o asá, que no influyen en su calidad de vida ni en la de los demás, y que le permiten perfectamente conseguir las metas que se propone en la vida.
La enfermedad mental sin embargo, deteriora mucho el bienestar de una persona y de su entorno, le impide muchas veces conseguir sus logros, le causa sufrimiento y miedo. En esos casos es lógico que le ayudemos.

 En los últimos años han aparecido también tendencias sociales peculiares en cuanto a la apetencia por el trastorno mental. Hay famosos que se autodiagnositcan como bipolares, por ejemplo, y se considera de lo más interesante. He visto a gente que, al contrario que muchos enfermos reales (nadie quiere estar enfermo y un diagnóstico de enfermedad mental es muy duro), están encantados de decir: 'yo es que soy bipolar', 'no me torees que soy un psicópata', 'a mí lo que me pasa es que soy maníaco-depresivo por eso por la mañana estaba contentísimo y ahora en el trabajo me deprimo hasta lo más hondo.'

Que no hombre, que no. Que no somos unos farsantes, que queremos de veras ayudar a las personas. Que no tildamos a unos y a otros de locos y cuerdos, que nosotros mismos tenemos nuestros rasgos de personalidad (no hay dos psiquiatras iguales, ese 'perfil psicológico del psiquiatra' es una gran mentira.)

Hay psiquiatras muy buenos en el campo emocional, gente que ha escogido ser psiquiatra por esa gran capacidad para empatizar y comunicar con las personas. Un paciente psiquiátrico no quiere tomarse el tratamiento, te aseguro que cuesta sudor y lágrimas conseguir que una persona con esquizofrenia no deje de tomar su medicación (que suele ser durísima) en las fases donde está estable y se encuentra divinamente, y lo mismo ocurre por ejemplo con el trastorno bipolar. El psiquiatra tiene una labor preventivista muy importante, mejorando la adherencia terapéutica, y eso se consigue compenetrándose muy bien con el paciente; inspirando confianza, explicando muy bien en qué consisten las cosas y qué es su enfermedad, hablando mucho con la familia y creando un ambiente de empatía con ella, dedicando mucho tiempo a escuchar, mostrando comprensión, no juzgando a las personas, siendo capaz de mantener la mente abierta y siempre, siempre, recordando que tienes a una persona sentada en frente de tí y que se merece no sólo una atención respetuosa sino que le trates también con amabilidad e incluso con ternura.

Otros psiquiatras, apasionados del funcionamiento del cerebro humano, disfrutan entendiendo más sobre cómo nos comportamos y les gusta mucho entender cómo piensan sus pacientes. Los hay interesados en la investigación neurológica, los hay más inclinados hacia la Psicología con sus tipos de terapia, otros siempre quisieron ser médicos-filósofos y acabarán encontrando en la Psiquiatría mucha inspiración para sus divagaciones sobre la vida. En definitiva, hay muchas razones distintas para adentrarse en esta aventura de ser psiquiatra y la mayoría buscan mejorar la calidad de vida de las personas.

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