domingo, 4 de noviembre de 2018

De España a Suecia

Ya está. Todas las cajas han llegado a Suecia (algunas con libros de Psiquiatría). Mirando por la ventana, bosque y lago alrededor de la casa, parece que es fácil emigrar. Yo he venido con un contrato laboral, un piso ya alquilado, siendo capaz de conversar en sueco. Y de momento eso parece lo mejor, haber descubierto el sueco. Para mí tiene la concisión y el ritmo que me permiten reformular lo que pienso. Con cada nuevo idioma se reconfiguran los circuitos del cerebro y aunque echaré de menos conversar con los pacientes en español, creo que en sueco se abrirá una nueva forma de diálogo paciente-médico.


''I början då jag var en främling som skulle erövra främlingskapet kastade jag mig över det nya språket likt en utsvulten hund över en saftig köttbit. Jag åt upp svenskan. Jag fyllde min mun med ord, tuggade dem, svalde dem. Jag tog vissa ord i min mun som praliner. Fors, älv, flod, fjäll, berg, hav, vik, sol, moln, regn, snö, dag, natt. Jag föll platt för den svenska naturens enstavighet. Som författare har jag aldrig varit friare än i dessa första dikter då skrivandet inte var bundet vid futtigheter som mening, betydelse, avsikt. Men det är bara en gång i livet man kan skriva på det sättet.''


"Al principio, cuando era un extraño que pretendía consquistar la sensación de extrañeza, me lancé a ello a través del nuevo idioma como un perro hambriento sobre una carne jugosa. Me alimenté del sueco. Llené la boca con palabras, las mastiqué, las tragué. Tomé algunas palabras en mi boca como pralinés. Cascada, río, colina, montaña, mar, bahía, sol, nube, lluvia, nieve, día, noche. Me quedé perplejo ante lo monosilábico de la naturaleza sueca. Como escritor, nunca he sido más libre que en estos primeros poemas cuando la escritura no estaba vinculada por vicisitudes como el significado, el sentido, el propósito. Pero sólo una vez en la vida puedes escribir de esa manera ''.


Theodor Kallifatides - "Ett nytt land utanför mitt fönster" (Un nuevo país tras mi ventana)




Theodor Kallifatides nació en Grecia pero lleva más de 30 años en Suecia y se ha decantado por escribir sus libros en sueco. Quizás precisamente por esa capacidad de condensar conceptos...

Más allá del idioma, Suecia de momento ha sido amable conmigo. Los documentos van llegando en los plazos previstos, en el trabajo parecen haberse organizado para que me introduzca en su sistema, la gente es educada y silenciosa. Hay algunos estereotipos sobre Suecia que dicen que los suecos son fríos e inexpresivos pero en el hospital el recibimiento fue con abrazos y "välkommen!" (bienvenida). Parece que la manera de entablar conversación es pasear por la naturaleza: esta mañana se acercaron dos viandantes a preguntar si sabía a qué raza pertenecía un pato de colores que había en el lago. A la gente le gusta saber cómo se llaman los árboles o qué tipo de hoja tienen. Todos dan por supuesto que soy sueca y me preguntan sobre vocabulario del que no tengo ni idea, pero al igual que Kallifatides, quedo perpleja ante la variedad léxica sobre naturaleza. Por cierto, muchos suecos no son rubios ni de ojos azules. De hecho, al menos uno de cada 5 suecos tiene una madre/padre que no son autóctonos. Por lo tanto aquí nadie piensa que vengo de otro sitio. En las tiendas, cuando compras cosas que sugieren que estás de mudanza, empiezan a preguntarte si estás amueblando una casa nueva. Y si les dices que has emigrado, preguntan qué te parece Suecia y repiten que necesitan muchos médicos.

En el piso está todo pensado para que los niños no se hagan daño (protectores para que no puedan abrir el horno, los cajones, las ventanas...) He tenido que pasarme una mañana desmontando todos los protectores para poder utilizar la cocina con agilidad. Los suecos parecen obsesionados con la prevención y la seguridad. En cada obra de construcción se lee "este es un lugar de trabajo seguro" y listan docenas de medidas que, supuestamente, ponen en marcha para prevenir los accidentes. Otra característica parece el no querer decir directamente lo que se debe hacer, pero a su vez, tener claras las reglas. En sueco dicen poco "tienes que", "está prohibido", o incluso "no" o "nunca". En la entrada del edificio donde vivo hay un letrero un tanto pasivo-agresivo: "välkommen till ett rökfritt hus!" (bienvenid@ a un hogar sin humo) en vez del típico "prohibido fumar". Ahora bien, creo que si fumases se montaría una buena, porque detectores de humo los hay a patadas.

Suecia quiere ser (o dice ser ya) potencial mundial en ecología. Sí que es verdad que se nota en los supermercados: hay montones de productos ecológicos y veganos, hay varios sustitutos de carne a base de soja/habas/avena, se venden muchos productos reciclados al 100%. En el piso hay 7-8 contenedores para diferentes tipos de basura, cada uno con una leyenda donde se especifica qué se puede tirar. Por lo visto si la comunidad no separa bien la basura, las multas pueden ser sustanciosas. La ciudad quiere reducir el tráfico: hay carril y parking para bicis en todos sitios, el transporte público (buses que funcionan con biomasa) está bien organizado, en el centro casi no hay coches. Además han instalado unas máquinas futuristas que miden la calidad del aire en todo momento.

Otra diferencia que me ha dado tiempo a notar es que en realidad, los suecos en su jerarquía plana, se tratan sin grandes alabanzas. En sueco no se usa nunca "usted", todo el mundo se llama por su nombre y de tu jefe puedes recibir un mensaje a base de emoticonos ( :) <3 ) Sin embargo, nuevamente, evitan confrontaciones (si la respuesta es un no, raramente lo pronuncian: o bien no contestan, o contestan con alguna evasiva). En sueco suelen decir: "det är nog lite svårt" (eso probablemente sea un poco difícil) pero en realidad significa un NO rotundo.

Lo último que me ha llamado la atención es que no son tan cuadriculados como los españoles se esperan. Cuando en el bus no funciona la máquina para pagar con tarjeta, el conductor o conductora te dice que pases gratis. Si compras un billete de transporte para una hora concreta y luego te viene mejor viajar a otra hora, ya van dos veces que no me dicen absolutamente nada.

¿Las primeras impresiones engañan?