sábado, 4 de mayo de 2013

¿Primeras impresiones?



He dado el paso. Este cambio hacia el que me aproximo ya es tangible: he visto mi futuro piso, mi futuro lugar de trabajo, a algunos de mis futuros compañeros. Dentro de dos semanas empezará todo y no hay marcha atrás, aunque confieso que muchas veces desearía volver a la etapa de estudiante; no fué precisamente placentera, pero las responsabilidades eran tan pocas. A decir verdad, es esa pérdida de seguridad -ese poder que tiene la rutina- y la mayor predictibilidad de moverse en un marco puramente teórico... eso es lo que me abruma.

Durante los seis años de carrera, seguidos del año-encierro preparando las oposiciones MIR, esta era mi meta y muchas veces mi único incentivo para no tirar la toalla. Llegar a ser médico de una vez por todas.

Muchas, muchísimas fueron las veces en que quise con todas mis fuerzas dejar la universidad de Medicina. Los primeros años fueron probablemente los peores, tanto por el alto nivel de exigencia (o más bien el nivel de absurdo de las preguntas de los exámenes y el peso psicológico de ser reiteradamente puteado) como por el cambio que supuso adentrarse en un mundo tan diferente del instituto. Por desgracia, para peor.

Sin embargo, cada vez que intentaba decidirme a dejar la facultad, recordaba el por qué de mi decisión para ser médico. Y más adelante, a partir de 3º de carrera, recordaba a los pacientes que había visto. Y cómo me había sentido en las consultas, en los quirófanos, a la cabecera de los enfermos.
No podía dejarlo porque aquello era una parte tan fundamental y necesaria de mi vida, que sabía a ciencia cierta que no podría perdonarme no haber tenido fuerzas para luchar al menos por mi ideal y convertirme en lo que realmente me gusta. En lo que me llena, que no es otra cosa que acompañar a personas en su enfermedad y ayudar de forma igualitaria a todo aquel que venga a mi consulta. Para mí no existe una dedicación más bonita y nada me hace sentir como lo he hecho durante el camino para ser médico.

Pero ahora, el miedo. El miedo y cierto infantilismo que me hace dudar de haber hecho lo correcto, por haberme lanzado a dejar atrás la ciudad donde he vivido y he estudiado todos estos años. También culpabilidad por no seguir tan cerca de la familia. Incertidumbre, duda, pánico escénico... todo aquello que me hizo temblar un poco al cruzar el otro día las puertas de mi nuevo hospital o cuando pienso seriamente que esto llega ya y que a partir de ahora voy a enfrentarme a muchos cambios personales y laborales para los que nunca se está preparado. Y para los que uno tiene que darse de golpe con muchos miedos.

No pienso mucho en cosas como 'mi primera guardia' o 'el primer paciente que atenderé yo sola', aunque están presentes en mi lista de temores. Mis conocimientos prácticos son casi nulos y mi sensación es que la gran mayoría de los teóricos se me han olvidado.
Estudiar fué duro pero si cumplías con los esquemas diarios de trabajo, las cosas iban saliendo mejor y mejor, y los pacientes sólo eran tests de respuesta múltiple que siempre puedes repetir más adelante.
Ahora, de repente, me lanzo a esta piscina que es la Medicina REAL. Y eso conlleva además una mudanza, un cambio social, una responsabilidad financiera, una rutina laboral que no he tenido nunca...

En cuanto a mi hospital, las impresiones fueron buenas, pero de todas formas pienso que en todos los hospitales hay enfermos similares y conocimientos parecidos. Que en todos hay médicos geniales y médicos muy poco motivados, compañeros encantadores y otros que no lo son tanto, carencias en algún departamento específico y grandes avances en otros. Yo empiezo una etapa donde adquirir los conocimientos básicos, y probablemente en cualquier hospital de España encontrase un buen sitio para formarme como médico. La Psiquiatría no requiere de grandes máquinas ni artefactos diagnósticos, mi idea es que un psiquiatra aprende cara a cara con el paciente y poco más necesita en cuanto a infraestructura que unas sillas y una mesa. Mucho estudio personal para aprender a manejar las medicaciones, para curtirse en síntomas diagnósticos y en teorías sobre las distintas enfermedades que va a tratar.

Espero que los médicos que van a acompañarme en este viaje estén tan motivados como yo lo estoy, que el ambiente de trabajo favorezca que todos estemos bien y podamos aprender lo más que podamos. A priorio, aunque entiendo que es importante, me duele tener que rotar por otros servicios diferentes al mío durante más de seis meses este año. Estoy impaciente por aprender Psiquiatría y mis prácticas universitarias en esos servicios por los que rotaré (sobre todo Medicina Interna y Neurología) no fueron precisamente buenas.

Mucha gente me ha preguntado sobre mi especialidad estos días, y la verdad es que cuando dices que has escogido ser psiquiatra, las reacciones suelen ser un poco descorazonadoras.

O bien bromean sobre 'estamos todos locos, vas a tener mucho trabajo', cosa que al menos me hace gracia (¡y tiene su parte de verdad!) o se quedan en silencio con una expresión de 'vaya...', 'bueno, oye, si es lo que te gusta...'

Creo que va a ser una pequeña cruz con la que cargar a partir de ahora, quizás este sea un factor que contribuya en cierta medida a que tanta gente se decante por especialidades conocidas y prestigiosas. Estoy segura de que si hubiese elegido Cirugía Cardíaca no tendría este problemilla.

Me doy cuenta también de esto cuando busco una frase con la que terminar esta publicación y sólo encuentro cosas del estilo de:

“I don't hold with shamans, witch doctors, or psychiatrists. Shakespeare, Tolstoy, or even Dickens, understood more about the human condition than ever occurred to any of you. You overrated bunch of charlatans deal with the grammar of human problems, and the writers I've mentioned with the essence.”
― Mordecai Richler

“You have to figure that there is something seriously wrong with somebody who wants to enter a profession that deals with whether people are screwing enough. Dealing with spirits, spooks, and demons almost seemed normal.”
― Tom Upton

“ It's a ridiculous profession and it's getting worse. It's becoming almost like palm reading or phrenology. It's been relegated to pop best sellers and talk shows. The only people that take it seriously are upper middle class people who are lonely and can afford to pay someone to listen to them. ”
― Ian Shoales

“The irony of seeking a shrink: they are successful in shrinking your brain but unfortunately they also make your wallet shrink.”
-Mico Monsalve.

No hay comentarios:

Publicar un comentario